La fábula de Orfeo.
ACTOS.
Primer Acto.
En un prado en medio del campo, ninfas y pastores celebran con alegría el día esplendoroso en que se casarán el mítico cantor de la Tracia, Orfeo, y su amada, la ninfa Eurídice; cantan uno de los pasajes corales más representativos de la época, «Lasciate i monti».
Orfeo relata cómo se enamoró de ella y ésta responde con el mismo ardor. Luego va con sus compañeras a recoger guirnaldas de flores. Pastores y ninfas continúan con sus danzas y alegres cantos, mientras reinan el regocijo y la felicidad.
Segundo Acto.
Rodeado por los pastores, Orfeo entona un canto a la naturaleza y cuenta cómo corría por los sombríos bosques antes de haberse enamorado.
La alegría se interrumpe cuando llega la Mensajera, quién le anuncia a Orfeo que una serpiente mordió a su amada Euridice causándole la muerte.
La propia Mensajera lamenta tener que dar semejante noticia. Orfeo decide descender a los infiernos a rescatar a Eurídice (al descenso voluntario al infierno se lo denomina catábasis), entonando un desesperado lamento.
Tercer Acto.
Orfeo llega a la laguna Estigia acompañado por la Esperanza, pero ésta le anuncia que no puede llevarlo más allá porque vio grabado en la piedra el texto que cita a la Divina Comedia de Dante: "Abandonad toda esperanza los que entráis".
Caronte se niega a darle paso en su barca, pero Orfeo logra dormir al vigilante con su arpa, y robándole la barca cruza la laguna entrando directamente en el infierno. Mientras, un coro de espíritus infernales celebra al Hombre, esa criatura que no intenta ninguna empresa en vano, y contra el cual la Naturaleza no sabe armarse.
Cuarto Acto.
Orfeo ha llegado a los infiernos, y con su canto logra emocionar a Proserpina.
Ésta le ruega a Plutón que le permita a Orfeo recuperar a su amada Eurídice, haciendo referencia a su antiguo amor, por el cuál él la raptara y la llevó a los infiernos.
El dios reconoce también haberse conmovido con el canto de Orfeo, y finalmente acepta y permite que Eurídice le siga, con la condición de que Orfeo no vuelva la mirada a su amada hasta que hayan salido del infierno.
Orfeo parte de los infiernos seguido por Eurídice. Cuando llegan a la superficie Orfeo mira atrás para ver si Eurídice realmente le sigue, pero al hacerlo a Eurídice todavía le queda un pie dentro del inframundo y se empieza a desvanecer y un espíritu, ministro de Plutón, le amonesta:”Roto has la ley, e indigno eres de gracia”. Orfeo intenta seguirla, pero es expulsado del infierno. El coro cierra el acto con esta observación: “Venció al infierno Orfeo y fue vencido por sus propias pasiones”.
Quinto Acto.
Orfeo regresa al campo de Tracia lamentando su soledad, vagando sin rumbo y llorando su amor perdido.
El eco repite su lamento trágico y Apolo, dolido por el sufrimiento que aqueja a su hijo, desciende del Olimpo y le dice que lo acompañe al cielo, donde encontrará la bella semblanza de Euridice en el sol y en las estrellas.
Padre e hijo cantan un alegre dúo, mientras ascienden al cielo donde alcanzaran la alegría eterna.